En los últimos veinticinco años, el rey Mohammed VI ha transformado Marruecos, convirtiendo un país que anteriormente se sometía a las reglas de la geopolítica internacional en una potencia regional influyente, capaz de moldear su entorno. Se ha convertido en un líder en el camino hacia un co-desarrollo futurista y anticipado, perfectamente alineado con la evolución global. Esta impresionante transformación se basa en una serie de estrategias diplomáticas, económicas, religiosas y de seguridad que merecen ser analizadas. Estas estrategias, en las que se combinan hábilmente el "soft power" y el "hard power", han permitido reforzar, asegurar y consolidar la posición del Reino de Marruecos en el mundo.
Una Soberanía Reforzada
Bajo el reinado de Mohammed VI, Marruecos ha logrado reunir potencias internacionales a su causa, especialmente en lo que respecta a la soberanía marroquí sobre el Sahara. Países como Estados Unidos, España, Alemania y Francia han reafirmado su apoyo, consolidando así la posición de Marruecos en la escena mundial. Esta alianza estratégica ha permitido que Marruecos acceda al estatus de actor clave en el ámbito internacional.
Una Voz Activa Dentro de la Unión Africana
El regreso de Marruecos a la Unión Africana marcó un punto de inflexión. El país es ahora un miembro activo e influyente, participando en iniciativas que refuerzan su estatura en el continente. Este nuevo compromiso ha permitido que Marruecos se posicione como un socio clave para las naciones africanas, al mismo tiempo que consolida su estatus de líder continental.
Un Equilibrio Diplomático Ingenioso
El rey Mohammed VI ha instaurado un nuevo enfoque en la gestión de las relaciones internacionales de Marruecos. Bajo su reinado, el país ha logrado un equilibrio sin precedentes en sus alianzas. Aliado privilegiado de la OTAN, mantuvo sin embargo una postura de neutralidad en el conflicto ruso-ucraniano. A pesar de sus relaciones particularmente fuertes con los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, se negó a unirse al boicot que estos decretaron contra Catar, llegando incluso a romper el embargo enviando una ayuda alimentaria simbólica. A pesar del compromiso de la administración estadounidense en una guerra económica contra la creciente influencia china en África, el rey Mohammed VI realizó una visita oficial a Pekín, sentando las bases de una dinámica económica fuerte entre ambos países.
Neutralización de las Amenazas Regionales
A pesar de los esfuerzos de Argelia por debilitar a Marruecos, el rey Mohammed VI ha sabido hábilmente revertir esta hostilidad a su favor. Al rodear esta adversidad en el plano internacional a través de una política claramente orientada al desarrollo y la cooperación fructífera, ha logrado empujar a Argelia hacia el aislamiento político, económico y diplomático. El ejemplo más reciente de este éxito es el cambio de postura de Francia, que reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara durante un discurso de su presidente ante el Parlamento marroquí.
Una Visión Económica Estratégica y Proactiva
La clave de este éxito radica en el enfoque diplomático del rey. Al vincular estrechamente las dimensiones económica, política y de seguridad, ha creado un círculo virtuoso de éxito a nivel internacional. El desarrollo económico de Marruecos ha reforzado su influencia, y la estabilidad de sus instituciones políticas ha incrementado su fiabilidad, atrayendo así a grandes socios internacionales.
El rey también ha dotado al Reino de polos de desarrollo regionales integrados que atraen a las grandes potencias económicas globales. El ecosistema creado alrededor del puerto de Tánger-Med se ha revelado rápidamente como una oportunidad para las empresas europeas que buscan deslocalizarse, así como para las empresas chinas que desean cercanía geográfica y facilidades aduaneras para sus exportaciones hacia Europa. El megaproyecto del complejo portuario de Dajla es un ejemplo perfecto. Este centro africano, que se convertirá en uno de los más grandes del mundo, representa tanto una fuente de riqueza y desarrollo para Marruecos como una puerta de entrada a un nuevo espacio de crecimiento para las empresas estadounidenses que buscan penetrar el mercado africano, para los operadores franceses que buscan rehabilitar sus relaciones económicas con los países africanos, y para los Emiratos Árabes Unidos, cuya economía ha alcanzado un umbral de saturación geográfica, en busca de nuevos espacios de desarrollo. Estos ejemplos demuestran cómo la preparación del terreno económico ha permitido convertir a grandes potencias en aliados estratégicos.
Sin embargo, todo esto no habría sido posible sin una ruptura clara con los estereotipos profundamente arraigados en la mente de los inversores europeos, que asocian con frecuencia a los países árabes musulmanes con el integrismo y la inseguridad. De ahí la visión visionaria del rey, que ha dotado al Reino de servicios de seguridad modernos y eficaces, reconocidos y respetados internacionalmente. El soberano marroquí, gracias a su condición de Comendador de los Creyentes, también ha reforzado el liderazgo de Marruecos como bandera del Islam tolerante en el mundo.
Una Influencia Religiosa Reforzada al Servicio de la Estabilidad
Una de las dimensiones más importantes de la política exterior de Marruecos es su papel como promotor de un Islam moderado. Bajo el liderazgo del rey Mohammed VI, Marruecos ha tomado iniciativas notables para asegurar este rol. La Fundación Mohammed VI de los Ulemas Africanos, creada en 2006, trabaja para fortalecer los lazos religiosos entre Marruecos y los países africanos, promoviendo una visión moderada del Islam. Esta fundación fomenta la formación de ulemas, imanes y predicadores en todo el continente, con el fin de combatir las ideologías extremistas y promover una interpretación pacífica y respetuosa de los textos musulmanes.
El Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, Predicadores y Predicadoras también se ha consolidado como una institución clave en la formación de imanes cualificados y esclarecidos. Este instituto prepara a predicadores capaces de guiar a las comunidades musulmanas hacia un Islam respetuoso de los valores humanos y universales, mientras combate la radicalización y el extremismo. Esta iniciativa refleja la clara visión del rey Mohammed VI para posicionar a Marruecos como un actor clave en la lucha contra el integrismo a nivel mundial.
Un Socio Fiable y Activo en la Seguridad Internacional
Paralelamente a su influencia religiosa, Marruecos ha realizado avances significativos en el campo de la seguridad. Al invertir fuertemente en servicios de seguridad modernos y altamente cualificados, el Reino se ha impuesto progresivamente como un socio de primer orden en la cooperación internacional en la lucha contra el terrorismo, la criminalidad organizada, el tráfico internacional y el crimen transnacional. Uno de los mayores logros de esta política ha sido la neutralización de varios proyectos de atentados en todo el mundo, gracias a la cooperación estrecha con países europeos, estadounidenses, asiáticos y africanos.
Marruecos ha logrado construir una red sólida de alianzas con países importantes y organizaciones internacionales como Europol e Interpol, contribuyendo a la estabilidad regional y global. Al posicionarse como un modelo en la lucha contra el terrorismo y la radicalización, el Reino se ha afirmado como un pilar de la paz y la seguridad, un rol que refuerza su influencia en la escena diplomática mundial.
Una Visión Multidimensional
Mirando atrás, es evidente que la visión del rey Mohammed VI es un Puzzle geopolítico cuyas piezas están interconectadas. Desde la construcción del puerto de Tánger-Med hasta los acuerdos de libre comercio con varias naciones, pasando por el proyecto de Dajla, cada iniciativa contribuye a la imagen de un reino atractivo y poderoso.
Después de veinticinco años de reinado, Mohammed VI se afirma como un genio en el arte de la geopolítica moderna. Su habilidad para conectar proyectos económicos, infraestructuras, reformas y acuerdos internacionales ha permitido a Marruecos reconectar con su glorioso pasado mientras se proyecta hacia un futuro prometedor. En un mundo en el que las dinámicas geopolíticas están en constante evolución, Marruecos, bajo la dirección de su rey, se posiciona hoy como una fuerza de influencia impresionante en la escena internacional.